sábado, 4 de abril de 2020
Preguntas y respuestas
A continuación la lista de preguntas y respuestas que serán desarrolladas en este libro sobre la unicidad de Dios. En próximas ediciones o textos esperamos ampliar esta cantidad
jueves, 2 de abril de 2020
La unicidad de Dios: el problema de fondo
La
presente es una breve descripción de dos consecuencias directas (y
fatales) en la teología de la unicidad en cuanto a la naturaleza de
Jesús y su manifestación en carne/encarnación. Debo aclarar que
quienes sostenemos la doctrina de la Trinidad creemos que Jesús es
Dios manifestado en carne, una sola persona con dos naturalezas;
confesamos que Jesús es 100% divino y 100% humano, pero es una
persona distinta a la del Padre.
El
unicitario cree que el Padre es realmente la persona de Jesús y que
habita corporalmente en el cuerpo del Hijo (que es un mero hombre).
En este sentido hay dos consecuencias que dirigen el barco
cristológico unicitario a un naufragio seguro en medio de la altamar
herética que nos rodea hoy en día: Para el unicitario no hay una
verdadera unión de las naturalezas en Cristo: son tan independientes
al punto de comunicarse entre ellas sin dividir la persona de Jesús
(¿misterio o contradicción?) ni dividir la sustancia divina (porque
el Padre que habita al 100% el velo de carne, también está al 100%
fuera del velo de carne para recibir las oraciones del Hijo).
PRIMERO la
humanidad Jesús (el Hijo) habla con la divinidad de Jesús (el
Padre). Una sola persona con dos naturalezas que se comunican entre
ellas...dado que el Padre no es una persona distinta, el unicitario
debe hacer maromas para explicar las distinciones entre el Padre y el
Hijo que presenta la Escritura, bien sea dando una interpretación
distinta a la expresada claramente en los textos (como el caso del
bautismo del Hijo donde algunos unicitarios afirman que Jesús hizo
aparecer la voz en los cielos del Padre como un ventrílocuo cósmico
y al Espíritu Santo en forma de paloma) o apelando a una “revelación
especial”.
SEGUNDO El
Padre, la Deidad -que el última instancia es Jesús- , aunque habita
plena y corporalmente en el Hijo, también lo hace fuera del Hijo -
velo de carne..., y que en última instancia es Jesús!-. El
unicitario alega que en razón de la omnipresencia divina, Dios puede
estar 100% en el velo y 100% fuera de Él sin dividir la sustancia
divina. Si alegan que Dios puede en razón de su omnipresencia estar
dentro y fuera del Hijo en su totalidad sin llegar a ser dos Dioses,
¿por qué el unicitario le cuesta aceptar la validez de un argumento
paralelo donde a razón de su omnipotencia Dios puede ser
tri-personal?
En el siguiente diagrama se puede observar gráficamente la forma en que los unicitarios presentan la manifestación en carne del Dios, la cual, más que una encarnación real (unión hipostática) resulta ser una especie de posesión divina por parte de un cuerpo humano. Finalmente creo que es necesario aclarar que en el lenguaje unicitario, el término Hijo o Hijo de Dios, por lo general – tienen excepciones cuando no hay otra manera de forzar la interpretación de ciertos textos - es entendido como la humanidad o carne de Jesús.
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